Los beneficios psicológicos del verano

Entrevista sobre los beneficios psicológicos del verano.-

La mayoría de las personas, independiente de su edad, esperan con ilusión el periodo de vacaciones de verano. La razón es su efecto positivo para el bienestar físico y psíquico. Entre los beneficios psicológicos, podemos destacar 5.

  1. El cambio de actividades, de paisajes, de caras. Distanciarse física y psicológicamente de una actividad habitual y exigente descansa. Si además ese distanciamiento en prolongado  y se acompaña de la realización de actividades distintas, relajantes, divertidas y enriquecedoras es aún más recuperador de la energía vital.
  2. El cambio de ritmo vital. Normalmente, durante las vacaciones, desaparece la prisa y la preocupación por cumplir un horario, por atender unos plazos, generadores de estrés crónico, que es uno de los principales males de nuestra sociedad.
  3. El mayor número de horas dedicada al deporte, favorecido por el buen clima y por disponer de tiempo libre. Es ampliamente aceptado que el deporte reglado y acorde con las características personales produce numerosos beneficios físicos y psíquicos. El ejercicio físico es uno de los métodos más rápidos y eficaces para liberar las tensiones psíquicas originadas por las preocupaciones.
  4. El mayor tiempo dedicado a estar y hablar con los demás: familia y amigos. El trato con personas a las que queremos y que nos quieren, nos valoran, nos necesitan es el mejor bálsamo para curar las heridas emocionales de la incomunicación y de la soledad afectiva tan extendidas en nuestra civilización de las telecomunicaciones y de la masificación.
  5. El intenso y prolongado contacto con la naturaleza. La mayoría de las personas veranean junto al mar, en la montaña o en el campo. Y, aunque no todos saben sacar beneficios de ese encuentro con la naturaleza, como ocurre con algunos jóvenes que pasan muchas noches de sus vacaciones en lugares cerrados, con poca luz y mucho ruido, y   luego duermen la mayor parte del día. El contacto con la naturaleza permite disfrutar de la belleza de ciertos pasajes, de la amplitud de ciertos horizontes, de la musicalidad de ciertos parajes que llenan de sosiego, paz y optimismo al que sabe percibirlo, y brinda una estupenda oportunidad para la reflexión personal que puede conducir a la rectificación de algunos malos hábitos adquiridos durante el año anterior.

Pero el veraneo también tiene algunos aspectos psicológicos negativos

Como es frecuente observar en la vida, muchas cosas tienen su cara y su cruz, su anverso y su reverso. También las vacaciones de verano tienen algunos aspectos negativos, de entre los que podemos destacar 3:

  1. El culto al cuerpo, a la belleza corporal según sus cánones actuales basados en la esbeltez, estilización y el bronceado. Es un interés de las personas en todas las épocas del año, pero alcanza una especial intensidad en los meses de verano porque se lleva menos ropa, tener que ponerse el traje de baño y exponer a la vista de los demás el propio cuerpo. Algunas personas, sobre todo las mujeres, llegan a obsesionarse con la necesidad de perder algunos kilos de peso con rapidez, e inician dietas poco equilibradas y dedican demasiado tiempo libre al ejercicio físico. Por estas razones, en esta época, aparecen o se reagudizan los trastornos alimentarios (anorexia y bulimia nerviosas) y trastornos fóbicos corporales (dismorfofobias) que consisten en fobias a diversas partes del cuerpo -piernas, nalgas, busto, etc-, acompañadas de una intensa carga de angustia, por la inseguridad y la baja autoestima que producen, que son un notable impedimento para establecer relaciones interpersonales gratificantes. Esta fijación estética corporal tiene otras implicaciones negativas, de las que sólo añadiré una: el descuido del enriquecimiento o embellecimiento interior que se consigue con la adquisición de nuevos y variados conocimiento y con la realización de actividades que, por requerir esfuerzo de la voluntad, favorecen el autodominio personal.
  2. La pérdida de temple o forma física y psíquica para el cumplimiento de las exigencias de la vida cotidiana: estudio, trabajo, obligaciones sociales. Después de varias semanas de ocuparse en actividades que apetecen, gustan, motiva o producen placer, o después de no hacer nada que suponga esfuerzo se pierde el tono para el esfuerzo. Esto puede producir miedo y rechazo a la reanudación de las obligaciones habituales al terminar las vacaciones, sobre todo si lo cotidiano resulta desagradable o frustrante. Se dan casos de personas que sufren depresiones posvacacionales o reagudizaciones de depresiones anteriores en este periodo de tiempo, que, ocasionalmente, han conducido al suicidio en los días inmediatos al regreso de las vacaciones.
  3. El desenfreno conductual compensador de una vida cotidiana frustrante u opresora. En nuestra sociedad va siendo cada vez más frecuente encontrar personas frustradas vitalmente: por el paro laboral, por realizar un trabajo no vocacional o realizado bajo unas condiciones de enorme presión psicológica por inestabilidad o por exigentes objetivos laborales, por problemas familiares, afectivos, de marginación, de salud, etc. Estas personas pueden recurrir durante sus vacaciones a desfogarse o liberarse de dicha frustración o infelicidad mediante conductas placenteras sin moderación, alguna de las cuales pueden conllevar daño para la salud física y psicológica.